¿Cuántos taxis
tiene Abancay? Algunos dicen que hasta dos mil si contamos con los particulares
que se “cachuelean” con este oficio
aproximadamente existen un 1,800 taxis. Ahora bien, veamos la magnitud de este
problema: Si un Toyota Yaris mide
4.30 metros de largo, y tomando en cuenta que están circulando algunas unidades
más pequeñas, pero sin descontar que existen algunas más largas, podemos decir
que los taxis abanquinos tienen en promedio 4.00 metros de largo, y si a
estas 1,800 unidades que circulan por
nuestras calles, los estacionamos uno seguido de otro a unos 50 centímetros de
distancia, estos podrían hacer una fila de casi ocho kilómetros, lo que
significa que si lo enfilamos podrían ocupar las cinco principales calles de
Abancay: Av. Lima, Jr. Arequipa, Av. Díaz Bárcenas, Jr. Apurímac y la Av. Núñez
hasta Tamburco, Jr. Huancavelica, Jr. Junín, Jr. Cuzco y Jr. Arica y más.
Es decir que
estos señores con su trabajo y para su provecho, junto con los maltrechos y
obsoletos combis, usan casi todas las calles de la ciudad durante todo el día,
y digo calles porque para que una avenida sea llamada avenida, debe tener, sin
contar con las veredas, un ancho mínimo de 20 metros, una calle 12 metros y un
jirón 8 metros. Bueno en medio de estos recovecos que orgullosamente llamamos nuestras
calles, los taxistas hacen “su agosto”,
dejando a su paso solo ruido y polución, a más de destruir nuestro medio
ambiente y dañar nuestra salud, y porque además de ser demasiados y caros (S/.
2.50 por cuatro o cinco cuadras), la mayoría de estas unidades son de segunda
mano, sin revisión técnica y al borde del colapso.
Lo peor es que
existen muchas personas que con un poco de esfuerzo económico compran una o dos
unidades para trabajarlas como taxis, que luego alquilan a los “taxistas” a razón de S/. 30.00 diarios,
lo que al mes les reporta una utilidad de S/. 900.00 y S/. 10,800 al año, y por
usar las calles de la ciudad, que son un “bien
público” que deben estar al servicio de la ciudadanía toda, tan solamente
pagan S/. 72.00 al año.
Sobre la
conceptualización jurídica de “bien
público”, Andrés Bello decía: “Si
además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de las
calles, plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman
bienes nacionales de uso público o bienes públicos”. En esa definición
Bello utiliza dos criterios: 01) La propiedad es estatal; y 02) El usufructo
(derecho de usarlo y disfrutar de sus frutos) es general a todos los habitantes.
El concepto económico de “bien público” nos lo ofrece Elinor Ostrom: “Un bien que está disponible a todos y del cual el uso por una persona
no substrae del uso por otros”. Pero en Abancay, los verdaderos dueños de
las calles son los taxistas y los otros huachafitos (tas) que con plata
generalmente venida de la corrupción, creen que para ser “pitucasos” hay tener carro y atropellar al peatón. De
esta plaga de salvajes el vecindario debe cuidarse, porque si no logran atropellarte, te carajean y putean a su
gusto, delante de cualquier tombito,
que a punta de las coimas que reciben de estos energúmenos, se han convertido
en su socio.
Si la
municipalidad fuera conducida por personas que desean el interés general al
particular, no permitirían tan alegremente este negocio, y si además haciendo
uso de la facultad que la ley le otorga, dejando de lado el negociado de las
licencias casi gratuitas y harto coimeras, dejarían de pagar la irrisoria suma
de S/. 72.00 al año, es decir: ¡Los taxistas pagan menos de S/. 0.20 por usar
nuestras calles las veinticuatro horas del día! Nuestras calles que son el
patrimonio de todos los ciudadanos, sin embargo las pobres habaceras eventuales
de los mercados pagan por el espacio que ocupan por unas horas en los mercados
o sus inmediaciones S/. 0.50, y todos sabemos que con las miserables ventas que
hacen mantienen a sus familias.
Si supiéramos
administrar nuestra ciudad y les cobráramos
a los taxistas tan solamente S/. 10.00 por cada día en que dicen que van
a trabajar, es decir lo que pagan cuatro pasajeros, la ciudad ganaría la suma
de S/. 18,000 diarios que en un mes
ascendería a S/. 540,000 y en un año nos daría la bonita suma de S/. 197’100,000, y que por diferentes
circunstancias (Reparación de unidades, descanso de los choferes, coimas a los
empleados de la municipalidad, a la policía, etc.) se recaudará tan solo la
mitad, es decir S/. 98’550.000 con estos dineros tranquilamente se podría
iniciar un programa de veredas, reparación de las destruidas pistas que su
accionar ocasiona, reforestación del cerro Quisapata para crear un pulmón a la
contaminada ciudad de Abancay y otros asuntos que corresponden al ornato de las
propias calles y su tránsito.
De otra parte,
como sabremos qué taxistas, en qué vehículos (Marca, color y Placa de Rodaje)
están trabajando en el día, podremos cuidarnos de su delictiva costumbre de
quedarse con los equipajes, celulares y otros enseres que a los pasajeros se
les cae o se olvidan en sus unidades. Especialmente los celulares que muy
cínicamente siguen usando como si fueran suyos o que van a parar al mercado
negro que para ellos han creado sujetos de mal vivir.
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