jueves, 13 de febrero de 2014

LOS CANDIDATOS A LA MUNICIPALIDAD DISTRITAL


 
Como desde algún buen tiempo, en el mundo de los vivazos, se conoce que ser Alcalde Distrital es el mejor de los negocios que se pueden tener en estos tiempos de incursión salvaje de la minería, sea cual fuera su tamaño. En cada pueblo no faltan los candidatos.
Por estos tiempos aparecen como una plaga de langostas los pre-candidatos, es decir aquellos ilustres ciudadanos que desean servir de todo corazón a su pueblo desde el puesto más significativo de estos lugares: La municipalidad Distrital. Así que de la noche a la mañana, se aparecen los primeros comedidos que sin exagerar su número fluctúan entre los diez y pasan los veinte. Para manifestar su deseo de servir  a la comuna desde este puesto, hacen circular rumores que: "ya han sido llamados por los líderes nacionales, regionales y provinciales":
-Dicen que al Satuco, lo está llamando a ruegos el Alan García para ser candidato por el Apra para las elecciones municipales- comentará alguien de su entorno familiar.
-¡Para qué sirve ese abigeo! Quizás para el Apra que ahora está de capa caída pueda servirle; de repente hasta para el Humala o el cholo Toledo, pero de qué serviría para el pueblo.
-Pero dice que también lo están haciendo llamar desde Abancay, el “Jaraningri”, “El pikisiqui”, “El matantiru”, para que lo acompañe en su lista regional.
-Si lo están haciendo llamar esos taimados, será porque creen que tiene plata, porque para jugar a las elecciones con esos matreros hay que tener mucho billete, y lo peor es que a esos no les interesa que su comparsa salga elegido alcalde de su distrito, sino sumar votos para su elección como Presidente Regional. De ellos solo recibirá una gigantografía, volantes y mosquitos con su fotografía y allí acabará todo su apoyo, porque ni siquiera va a venir a visitarlo al pueblo, y cuando haga su mitin en la capital de la provincia, ni siquiera se acordará dónde queda el pueblo, y menos aún pronunciará su nombre.
Más tarde esta inmensa cantidad de postulantes se irá poco a poco depurando, hasta quedar entre diez a quince combatientes si el distrito tiene metido en su territorio una gran empresa minera; de siete a diez si el sitio tiene empresa minera o muchos mineros ilegales, y de entre tres a cinco candidatos si el distrito vive solamente de las chacritas y el ganadito, pero aun así vale la pena porque como en ese sitio ha existido mucho “terrorismo” hasta ahora mantiene buenos presupuestos.
Sea como fuera que haya logrado inscribir su candidatura, no importa si fue con un partido político nacional o con un movimiento independiente regional, eso no tiene mucha importancia a la hora de la campaña electoral, porque en esos pueblos de 400 o 800 electores el asunto es pariente por pariente, puerta por puerta, persona por persona. A esa hora saldrá a relucir los enconos, los rencores y las minusvalías: “Cuando eras Presidente de la Comunidad, te has sobrado conmigo y le regalaste mi terreno al Covarrubias”, “Cuando eras Alcalde, acaso me has servido con la partida de mi hijo”, “Pero si ese ya ha robado antes como Juez de Paz”, “Si ese vive en Lima hace más de treinta años”, “Y ese: ¡que sabe”, “Si cuando era profesor en el pueblo se escapaba el día jueves y venía el martes”.
El asunto se pone un poco más oscuro, si el distrito tiene una gran empresa prospectando inmensos yacimientos mineros en su territorio, porque cada candidato recibirá un monto de dinero –bastante medido- de parte de la empresa, porque como ni los propios lugareños saben quién será el elegido, menos lo sabrá una empresa extranjera, de modo que hay que quedar bien con todos y dotarle a cada candidato de una ayudita para su campaña, pero cuidándose que sea previo requerimiento por escrito de parte de los interesados, porque al final, salga quien salga, deberá ser su socio estratégico a la hora de negociar para dejar pasar la contaminación ambiental, la depredación de los recursos naturales, la corrupción de sus aguas, la destrucción de su patrimonio cultural, etc.
Como ya tenemos dicho, esta paga minera es pequeña, pero suficiente para que los “rápidos y furiosos” candidatos, peguen afiches en casi todas las paredes del pueblo y pinten todas las piedras visibles de la carretera, los caminos y las obras públicas. “VOTA POR EL SHANTI”. “ENCARNACIÓN ES LA VOZ”. “MARCA LA OJOTA”. “MARIANO AMIGO EL PUEBLO ESTA CONTIGO” y así por el estilo, sin señalar grandes virtudes, a punta de tuteo se ofrecerán los candidatos a hacer de la municipalidad tu casa y de su persona, tu más seguro y fiel servidor, aunque después cuando lleguen a ser Alcaldes, manden al carajo tanta vaina, y portase bien con él si tienes secundaria y no te gusta la chacra si no te friegas, mientras el pueblo tranquilo no más, vuelve a sus labores cotidianas de agricultor sin porvenir o de codicioso minero ilegal, esperando el momento en que los candidatos perdedores, lleven al ganador ante la justicia por ratero, donde si no lo encarcelan lo dejarán más pelado que un odre.
En los pueblos sin empresa minera, el asunto no es tan complicado, pero no por eso menos movido. Allí entra a tallar en todo su esplendor la académica reciprocidad andina: "Hoy por mí, mañana por ti".  Y a punta de la tesonera labor de suplicar de puerta en puerta, logran convencer a los demás que a su tiempo ya fueron convencidos por los otros candidatos, de modo que a los más pudientes, solo les queda la tradicional labor de ir de pueblo en pueblo matando una res y preparando cantidades navegables de chicha con su buena caña de “bajamar”, hacer un pequeño mitin festival entre los convidados que son casi todo el pueblo y rogarles que se acuerden de él a la hora de votar, y al parecer eso funciona porque en la cámara secreta todos se acuerdan de quien no solamente han recibido palabras y chamullos, sino del que se ha rajado generosamente, siquiera una sola vez, así que, solo por haberles obsequiado una fiesta,  muchos lo escogen a él, y si son dos o más, al que mejor ha convidado.
Otros súbitamente se vuelven grandes tramitadores de los intereses del pueblo y de las comunidades ante las oficinas públicas de la Región, pidiendo la ejecución de muchas obras, proyectos agrícolas, ganaderos y alpaqueros, la creación de una institución pública para el distrito, la comunidad, el anexo o el caserío. También harán gestiones ante las empresas mineras para que suelten algún dinero a favor del pueblo o caso contrario les arman una movilización de la “patada”, o empiezan a “concienciar” a los comuneros para meterles juicios a las comunidades del otro distrito porque dicen que la mitad de su territorio les corresponde, para luego en las reuniones, que no son las propias, sino las que  convocan las ONGs o las oficinas del Gobierno Regional, hacen aparecer la gran cosa que están haciendo tan solo siendo candidatos, pero que eso será mucho más grande cuando sean elegidos Alcaldes.
Más tarde todos los ganadores constituirán en Abancay, Andahuaylas o Tambobamba su “OFICINA DE ENLACE” y desde allí gobernarán al pueblo que los eligió en complicidad con un contador que por todas las trapacerías en las que meterá a la municipalidad que asesora, le llamarán "el descontador"; en ese mismo lugar se comprarán a precio de narcotraficante un terrenito con la plata del pueblo, donde levantarán su casita de cuatro o cinco pisos con los materiales adquiridos para las obras del pueblo, usando la maquinaria alquilada para las obras del pueblo  y con los ingenieros, albañiles y peones contratados para las obras del pueblo que más adelante cuando se conozca quién es su propietario se llamaran: “La Embajada de Cac…..”, “La Embajada de Tor….”, etc. Mientras los Regidores gozaran de las dietas del Estado  y los viáticos que el alcalde les paga, por hacer trámites que nunca se conocen, en las diversas ciudades de la región y el país.   

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