Como desde
algún buen tiempo, en el mundo de los vivazos, se conoce que ser Alcalde
Distrital es el mejor de los negocios que se pueden tener en estos tiempos de
incursión salvaje de la minería, sea cual fuera su tamaño. En cada pueblo no
faltan los candidatos.
Por estos
tiempos aparecen como una plaga de langostas los pre-candidatos, es decir
aquellos ilustres ciudadanos que desean servir de todo corazón a su pueblo
desde el puesto más significativo de estos lugares: La municipalidad Distrital.
Así que de la noche a la mañana, se aparecen los primeros comedidos que sin
exagerar su número fluctúan entre los diez y pasan los veinte. Para manifestar
su deseo de servir a la comuna desde
este puesto, hacen circular rumores que: "ya han sido llamados por los
líderes nacionales, regionales y provinciales":
-Dicen que al Satuco, lo está llamando a
ruegos el Alan García para ser candidato por el Apra para las elecciones
municipales- comentará alguien de su entorno familiar.
-¡Para qué sirve ese abigeo! Quizás para
el Apra que ahora está de capa caída pueda servirle; de repente hasta para el
Humala o el cholo Toledo, pero de qué serviría para el pueblo.
-Pero dice que también lo están haciendo
llamar desde Abancay, el “Jaraningri”,
“El pikisiqui”, “El matantiru”, para que lo acompañe en su lista regional.
-Si lo están haciendo llamar esos
taimados, será porque creen que tiene plata, porque para jugar a las elecciones
con esos matreros hay que tener mucho billete, y lo peor es que a esos no les
interesa que su comparsa salga elegido alcalde de su distrito, sino sumar votos
para su elección como Presidente Regional. De ellos solo recibirá una
gigantografía, volantes y mosquitos con su fotografía y allí acabará todo su
apoyo, porque ni siquiera va a venir a visitarlo al pueblo, y cuando haga su
mitin en la capital de la provincia, ni siquiera se acordará dónde queda el
pueblo, y menos aún pronunciará su nombre.
Más tarde esta
inmensa cantidad de postulantes se irá poco a poco depurando, hasta quedar
entre diez a quince combatientes si el distrito tiene metido en su territorio
una gran empresa minera; de siete a diez si el sitio tiene empresa minera o
muchos mineros ilegales, y de entre tres a cinco candidatos si el distrito vive
solamente de las chacritas y el ganadito, pero aun así vale la pena porque como
en ese sitio ha existido mucho “terrorismo” hasta ahora mantiene buenos
presupuestos.
Sea como fuera
que haya logrado inscribir su candidatura, no importa si fue con un partido político
nacional o con un movimiento independiente regional, eso no tiene mucha
importancia a la hora de la campaña electoral, porque en esos pueblos de 400 o
800 electores el asunto es pariente por pariente, puerta por puerta, persona
por persona. A esa hora saldrá a relucir los enconos, los rencores y las
minusvalías: “Cuando eras Presidente de la Comunidad, te has sobrado conmigo y
le regalaste mi terreno al Covarrubias”, “Cuando eras Alcalde, acaso me has
servido con la partida de mi hijo”, “Pero si ese ya ha robado antes como Juez
de Paz”, “Si ese vive en Lima hace más de treinta años”, “Y ese: ¡que sabe”,
“Si cuando era profesor en el pueblo se escapaba el día jueves y venía el
martes”.
El asunto se
pone un poco más oscuro, si el distrito tiene una gran empresa prospectando
inmensos yacimientos mineros en su territorio, porque cada candidato recibirá
un monto de dinero –bastante medido- de parte de la empresa, porque como ni los
propios lugareños saben quién será el elegido, menos lo sabrá una empresa extranjera,
de modo que hay que quedar bien con todos y dotarle a cada candidato de una
ayudita para su campaña, pero cuidándose que sea previo requerimiento por
escrito de parte de los interesados, porque al final, salga quien salga, deberá
ser su socio estratégico a la hora de negociar para dejar pasar la
contaminación ambiental, la depredación de los recursos naturales, la
corrupción de sus aguas, la destrucción de su patrimonio cultural, etc.
Como ya
tenemos dicho, esta paga minera es pequeña, pero suficiente para que los
“rápidos y furiosos” candidatos, peguen afiches en casi todas las paredes del
pueblo y pinten todas las piedras visibles de la carretera, los caminos y las
obras públicas. “VOTA POR EL SHANTI”.
“ENCARNACIÓN ES LA VOZ”. “MARCA LA OJOTA”. “MARIANO AMIGO EL PUEBLO ESTA
CONTIGO” y así por el estilo, sin señalar grandes virtudes, a punta de
tuteo se ofrecerán los candidatos a hacer de la municipalidad tu casa y de su
persona, tu más seguro y fiel servidor, aunque después cuando lleguen a ser
Alcaldes, manden al carajo tanta vaina, y portase bien con él si tienes
secundaria y no te gusta la chacra si no te friegas, mientras el pueblo
tranquilo no más, vuelve a sus labores cotidianas de agricultor sin porvenir o
de codicioso minero ilegal, esperando el momento en que los candidatos
perdedores, lleven al ganador ante la justicia por ratero, donde si no lo
encarcelan lo dejarán más pelado que un odre.
En los pueblos
sin empresa minera, el asunto no es tan complicado, pero no por eso menos
movido. Allí entra a tallar en todo su esplendor la académica reciprocidad
andina: "Hoy por mí, mañana por ti".
Y a punta de la tesonera labor de suplicar de puerta en puerta, logran
convencer a los demás que a su tiempo ya fueron convencidos por los otros
candidatos, de modo que a los más pudientes, solo les queda la tradicional
labor de ir de pueblo en pueblo matando una res y preparando cantidades
navegables de chicha con su buena caña de “bajamar”, hacer un pequeño mitin
festival entre los convidados que son casi todo el pueblo y rogarles que se
acuerden de él a la hora de votar, y al parecer eso funciona porque en la
cámara secreta todos se acuerdan de quien no solamente han recibido palabras y
chamullos, sino del que se ha rajado generosamente, siquiera una sola vez, así
que, solo por haberles obsequiado una fiesta,
muchos lo escogen a él, y si son dos o más, al que mejor ha convidado.
Otros
súbitamente se vuelven grandes tramitadores de los intereses del pueblo y de
las comunidades ante las oficinas públicas de la Región, pidiendo la ejecución
de muchas obras, proyectos agrícolas, ganaderos y alpaqueros, la creación de
una institución pública para el distrito, la comunidad, el anexo o el caserío.
También harán gestiones ante las empresas mineras para que suelten algún dinero
a favor del pueblo o caso contrario les arman una movilización de la “patada”,
o empiezan a “concienciar” a los comuneros para meterles juicios a las
comunidades del otro distrito porque dicen que la mitad de su territorio les
corresponde, para luego en las reuniones, que no son las propias, sino las
que convocan las ONGs o las oficinas del
Gobierno Regional, hacen aparecer la gran cosa que están haciendo tan solo
siendo candidatos, pero que eso será mucho más grande cuando sean elegidos Alcaldes.
Más tarde todos los ganadores constituirán en
Abancay, Andahuaylas o Tambobamba su “OFICINA
DE ENLACE” y desde allí gobernarán al pueblo que los eligió en complicidad con un contador que por todas las trapacerías en las que meterá a la municipalidad que asesora, le llamarán "el descontador"; en ese mismo
lugar se comprarán a precio de narcotraficante un terrenito con la plata del
pueblo, donde levantarán su casita de cuatro o cinco pisos con los materiales
adquiridos para las obras del pueblo, usando la maquinaria alquilada para las
obras del pueblo y con los ingenieros,
albañiles y peones contratados para las obras del pueblo que más adelante
cuando se conozca quién es su propietario se llamaran: “La Embajada de Cac…..”,
“La Embajada de Tor….”, etc. Mientras los Regidores gozaran de las dietas del
Estado y los viáticos que el alcalde les
paga, por hacer trámites que nunca se conocen, en las diversas ciudades de la
región y el país.
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