viernes, 25 de julio de 2014

DESPUES DE TODO, PODRIA GANAR UN OUTSIDER

            Aun cuando seguimos considerando que el futuro Presidente Regional será un conocido político andahuaylino o abanquino, porque así se ha diseñado la lucha por el poder dentro del departamento de Apurímac, desde la fecha de su creación hace más de 141 años. En una primera instancia por la representación ante el Congreso de la República, y en los últimos doce años por el poder regional.
 
 
            El hecho de que no existieran ciudadanos de otras provincias en la lid política regional, con las excepciones del caso, se debe principalmente a la conexión migratoria de estas con otros departamentos, así tenemos que desde las provincias de Cotabambas y Grau siempre marcharon  al departamento de Cusco y de Aymaraes y Antabamba han salido sus hijos en busca de educación y mejores oportunidades  principalmente a Lima.
 
Las que quedaron comprometidas con el quehacer social, cultural y político de Apurímac, fueron Abancay y Andahuaylas, porque en sus territorios se encontraban las más grandes haciendas de la región y junto a ellas el poder económico republicano hasta los tiempos de la Reforma Agraria. Esta circunstancia nos dio precisamente los dos más grandes políticos apurimeños del siglo XX, el huancaramino David Samanez Ocampo y Sobrino (1866 - 1947) Presidente interino del Perú entre 1930 y 1931, al frente de una Junta Nacional de Gobierno que dio un nuevo Estatuto Electoral y pacificó el país convocando a elecciones generales luego del oncenio de Leguía; y el abanquino Enrique Ignacio Martinelli Tizón (1908-1980) diputado y senador por Apurímac, presidió el Senado del Perú en dos ocasiones, dentro de su gestión se crearon muchos de los distritos apurimeños e hizo grandes aportes para nuestra modernización.
 
Por los primeros sondeos al pie de pueblo nos estamos percatando que esta nueva contienda electoral desgraciadamente tendrá una vez más la odiosa impronta de Abancay versus Andahuaylas, pero al parecer eso no será todo, porque además será Abancay versus Abancay y Andahuaylas versus Andahuaylas en una confrontación que superará las peleas del “VALE TODO” (donde los luchadores pueden usar cualquier arte marcial o técnica, y hasta darse en el suelo). Nos estamos refiriendo a la lucha que librarán el ex Presidente Regional Barra Pacheco con el licenciado Presidente Regional Segovia Ruiz por los votos de la provincia de Abancay, y por los votos de la provincia de Andahuaylas entre el ex candidato regional Michel Martínez y el candidato al Congreso Dalmiro Palomino. Ninguno de estos cuatro candidatos que están dispuestos a “tirar la casa por la ventana” ganará la Presidencia Regional sino asegura los votos de su provincia.
 
 
Pero sería muy pobre nuestro racionamiento si supondríamos que eso es todo y nada más, pues en este escenario podría darse el hecho de la aparición de un outsider, alguien nuevo en política, que además se encuentre más allá de los desgastados candidatos a todo cargo. En buena cuenta un apurimeño inteligente que se encuentre fuera de los estigmas -antiguos y nuevos- de corrupción, narcotráfico o del  “burro cargado de oro”.
 
Un candidato que mostrando una personalidad humilde y conciliadora, sepa desmarcarse de los desfasados chauvinistas andahuaylinos y abanquinos, y desplegando por todo el territorio apurimeño una bandera de integración regional, pueda lograr desde fuera de la bronca que se avecina, un voto significativo de su provincia, no necesariamente el mayor y que además logre conquistar los importantes votos de las demás provincias. Este sin duda podrá ocupar un primer o segundo lugar, que lo podrá meter en la segunda vuelta, porque esta vez nadie ganará en la primera, porque el pueblo ya se desencantó de la demagogia electorera regional.
 
 
Otro importante factor a tener en cuenta dentro del presente proceso electoral es la nueva realidad económica apurimeña: “El boom minero”, que en estos días y en nuestras propias narices y muchas veces usurpando o barateando las tierras de las comunidades campesinas, está construyendo a través de cinco mega proyectos (Las Bambas, Los chancas de Apurímac, Haquira, Trapiche y Apurímac Ferrum) la explotación de una riqueza minera más grande que Cuajone, Toquepala, Cerro Verde y Marcona juntos, de modo que atrás quedaron la papita andahuaylina o el aguardiente abanquino como símbolos del orgullo regional que solo alcanzaron para  paliar nuestra  terca miseria. 
 
 
Quien sepa manejar, con conocimiento e inteligencia, esta nueva realidad apurimeña, dentro de su oferta electoral, nos estará diciendo que clase de candidato es o se cree ser.   
          
 

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