A partir de los primeros años del siglo XXI,
Apurímac está experimentando momentos muy difíciles de su trascender histórico,
pues está estrepitosamente pasando de una comunidad basada en la actividad
agrícola y ganadera, a una dominada por la muy lucrativa, ajena y contaminante
actividad minera, de la cual sus principales actores son multimillonarias
empresas transnacionales y nuestro salvaje y angurriento capitalismo nativo.
Mientras que los apurimeños solo rasgan ilegalmente algunos metros cuadrados de
tanto mineral, gracias a que pagan toda
clase de coimas a los funcionarios regionales y policiales.
No importa cómo lo miremos, o qué actitud
adoptemos, lo cierto es que hay una gran incertidumbre entre la población
apurimeña con relación a este nuevo futuro que no es de nuestra invención o
aspiración, sino del gobierno central, y por eso muy pocos de nuestros paisanos
son conscientes de la magnitud de este fenómeno y son mucho menos los que se
han tomado algún tiempo para investigarlo, y por eso es que ante la nueva
situación que se avecina como desesperanzadora, se sienten muy confundidos ante
esta nueva y arrolladora actividad económica, que rápidamente está
desapareciendo el antiguo status quo
apurimeño, con fenómenos como el abandono de tierras agrícolas (muchas de ellas
con infraestructura de riego), el estancamiento de la actividad ganadera, acaparamiento
de tierras comunales con aptitud minera, conflictos entre los anexos y las
comunidades matrices en torno a las negociaciones con las empresas mineras,
desalojo de poblados comunales por estar asentados en yacimientos mineros, alza
del costo del vida (alimentos y alojamiento), paulatina desaparición del
patrimonio cultural, material e inmaterial, de las comunidades campesinas, etc.
A pesar de esto y mucho más, los apurimeños no están del todo desinformados o indiferentes de lo que está pasando, sino que la gran mayoría está dejando que el monstruo que se avecina vaya tomando sus formas, para tomarle las medidas, para separar las distancias, conocer su modo de operar, llegar a establecer la magnitud de su agresión, para detenerlo en seco, si esta nueva actividad económica impulsada desde el gobierno central con la complicidad de los presidentes y consejeros regionales, no es mejor que aquella que les permitió sobrevivir más de cinco mil años, y ser actores de las poderosas corrientes civilizadoras que se alzaron en el mundo andino: Tiahuanaco, Wari e Inca. Los apurimeños tenemos miles de años de historia y construcción de civilizaciones sobre las que nos podemos respaldar al momento de defender el legítimo derecho a definir el sentido de nuestro futuro. De eso no hay ninguna duda.
No olvidemos de aquella poderosa tradición peruana
de Ricardo Palma, que nos relata que los apurimeños saben defender lo suyo,
hasta con su vida
“LOS
CACIQUES SUICIDAS
La provincia de
Cotac-pampas (llano de mineros), en el
Perú, estaba en los tiempos del último inca dividida en dos cacicazgos, cuyos
límites marcaba la cordillera de Acca-cata. El más importante de los cacicazgos
era conocido con el nombre de Yanahuara, y su vecino, con el de Cotaneras. Aun
existen, en ruinas, los dos palacios que habitaron los respectivos señores
feudales.
Como es sabido, cuando
Pizarro tenía prisionero a Atahualpa, último de los soberanos del Perú,
prometióle éste al conquistador español, si le devolvía la libertad, llenar de
oro el cuarto que le servía de prisión, hasta que el precioso metal alcanzase a
donde él, puesto de puntillas, tocaba con la mano. Al conocer el penoso trance
en que su rey se hallaba, todos los peruanos rivalizaron en generosidad, a fin
de sacarle de tan angustiosa situación. Y así, entre otros, el cacique de
Yanahuara tenía ya reunida inmensa cantidad de oro para contribuir al rescate
de Atahualpa, cuando recibió la noticia de que los españoles le habían dado
muerte. Apesadumbrado entonces el cacique, mandó construir una escalera de
piedra que le sirvió para transportar el tesoro a la empinada cueva de Pitic;
luego hizo destruir la escala y se enterró vivo en aquella inaccesible altura.
Los naturales agregan que en ciertos aniversarios fúnebres se ve, en medio de
las tinieblas de la noche, un ligero resplandor, que para ellos representa el
espíritu de su cacique vagando en el espacio.
(…..)”
Pero al margen de todo esto que tendrá su
agenda y quehacer en el futuro, seamos honestos. La legislación orgánica,
electoral y administrativa que nos heredó el fujimorismo y se santificó con
Toledo, y que permitió la sucesión de
hasta tres Gobiernos Regionales, ha demostrado ser absolutamente corrupta. Está
podrida hasta el núcleo, pues esta permite que sean elegidos algunos psicópatas
narcisistas y avezados delincuentes “de
cuelo y corbata”, acceder al poder regional o municipal para servirse a sí
mismos, en una moderna versión del cacicazgo que los españoles trajeron de
Centroamérica.
Ahora bien, nos corresponde preguntarnos:
¿Qué es un cacicazgo? Es una forma de gobierno sustentado en clanes familiares
que detentan el poder en redes clientelares, que van desde los “socios de la
conquista” que son aquellos que al momento de lanzar un movimiento regional
independiente han contribuido económicamente para su viabilidad electoral. Más
tarde ya en el poder se suman en tropel al "cacique ganador" sus familiares,
allegados y proveedores de bienes y servicios que para su funcionamiento debe
adquirir el gobierno regional o municipal o los siempre generosos contratistas
de las millonarias obras que se deben ejecutar. La agrupación de todos estos
personajes en organizaciones criminales y representando una función pública
permite que se traduzcan en rocambolescas situaciones de abierta corrupción en
la que varios de los involucrados, que actúan como verdaderos jefes de la
mafia, acaben siendo los nuevos ricos de
la región.
Los miembros de estos grupos conocen
perfectamente, que una vez instalados en el poder, pueden y deben salirse con
la suya, porque además de pagar las deudas que han acumulado en la campaña
electoral, deben hacer los negocios que el manejo de los recursos públicos
permite en países tan corruptos como el Perú, aunque la primera no es
preocupación de todos los candidatos, pues los recursos de alguno de ellos provienen del narcotráfico. Y lo doloroso es
que lo hacen así porque saben que Apurímac continuará andando en esta forma tan
disfuncional, simplemente, porque nosotros se lo permitimos.
¡Así que deja de permitirlo! Comprende
apurimeño que la forma de traer el verdadero cambio a esta tierra es a través
de expresar tú inconformidad con este estado de cosas que en casi doce años no
ha hecho más que retrasar la prosperidad
y el desarrollo, y con ellos el mejoramiento del nivel de vida de
nuestra población.
Y si alguien nos puede preguntar, cómo puedo
expresar mi inconformidad contra la grave y aberrante corrupción en el manejo
de la cosa pública que viene sucediendo en Apurímac. "¿Debemos
denunciarlos ante la Contraloría General de la República, el Ministerio Público
o la Defensoría del Pueblo?" Sí, pero no esperes mucho de esos, porque
sería sumar unos cuantos miles de hojas plagadas de denuncias a la gigantesca
ruma de papeles que los ahogan y que no pueden tramitarlo porque simplemente
son parte de toda esa inoperancia que queremos acabar.
Debemos dejar muy claramente instalada en la
mente de los apurimeños que esta inconformidad es acerca de hacer lo correcto,
es acerca de desconectarse de los caciques y la corrupción y todo lo que ella
significa. Entonces debemos ser responsables:
- De
nuestros propios pensamientos. No hay nadie que piense por nosotros o mejor que
nosotros mismos, porque pensamos en función de la realidad que nos rodea,
que nos pertenece solo a nosotros, y
porque somos nosotros los que la sentimos, la sufrimos o la gozamos.
- Solo
nosotros somos dueños y responsables de nuestras acciones e intenciones, y en
ellos están incubados nuestro potencial, por eso hacemos lo correcto en cada
paso que damos en la vida.
- También
somos conscientes de nuestra conexión con los demás y por eso pensamos en forma
humanitaria y no económica con relación a ellos.
- Somos
conscientes que los recursos naturales que cobija nuestra tierra, especialmente
los minerales, no se renovarán jamás si son removidos para servir a las
economías de los países desarrollados, y por eso creemos que no podemos dejar
de aprovechar este boom minero, para que en las dos próximas décadas podamos
construir el aparato económico que nos permita subsistir a partir del 2040, año
en que no habrá más minerales en nuestra tierra, y con la única finalidad de no
acabar siendo el paraje donde empezó el fin de la especie humana.
Por esta razón es que dentro del proceso
electoral para elegir las autoridades regionales y municipales en las
elecciones del 05 de octubre del 2014, el pueblo en su conjunto deberá obligar
a los candidatos a presidente regional, vicepresidente, consejeros, alcaldes y
regidores, para que formulen una PROMESA
PÚBLICA ante Notario Público con arreglo al artículo 1959º del Código
Civil, mediante la cual prometan unilateralmente a luchar contra la corrupción
y la criminalidad burocrática organizada, luchar contra el nepotismo, luchar
contra el hambre y la pobreza extrema, luchar contra la discriminación, luchar
contra la contaminación, luchar por la defensa del patrimonio cultural
-material e inmaterial- apurimeño, y formular planes y programas para el
desarrollo prioritario de los sectores agrario, transportes y comunicaciones,
educación, turismo y salud, a favor de
los ciudadanos apurimeños, y donde además se comprometan a respetar
irrestrictamente la legalidad vigente de Contrataciones y Adquisiciones del
Estado, la legalidad del empleo público y todas las demás
condiciones legales que Apurímac necesita para progresar.
En caso de no querer suscribir esta Promesa
Pública, no recomendar a este candidato como elegible.
Pero si firmando esta obligación legal, se
van por las andadas de Luis Barra, Rosa Suarez, David Salazar o Elías Segovia,
en uso de las atribuciones conferidas por la Ley Nº 66300, Ley de los Derechos
de Participación y Control Ciudadanos, el pueblo unido deberá formular ante el
Jurado Nacional de Elecciones, su revocatoria al segundo año de su elección.
Porque un Contrato se cumple o no se cumple.
Todos los gobernantes tienen el mismo pensamiento, aprovecharse de los recursos del Pueblo.
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