miércoles, 10 de septiembre de 2014

MÁS MARKETING, QUE UNA CAMPAÑA ELECTORAL CON IDEAS


Nuevamente, en las elecciones del 05 de octubre del 2014, MÁS MARKETING, QUE UNA CAMPAÑA ELECTORAL HONESTA Y CON IDEAS
Desgraciadamente para nosotros los apurimeños, en las elecciones regionales y municipales del 05 de octubre próximo, no elegiremos al más connotado líder regional o al mejor vecino, y que por añadidura reúna estos atributos:
VALORES
DISVALORES
AUTÉNTICO.
No falso.
CONFIABLE.
No errático.
ANCLADO.
No desconectado.
OPTIMISTA.
No pesimista.
CONSCIENTE DE SÍ MISMO.
No inconsciente.
IMPULSADO POR PROPÓSITOS Y PASIÓN
Y no por el poder y el temor a perderlo.
INCLUSIVO.
No divisivo.
ENFOCADO EN LOS OTROS.
No en sí mismo.
RESPETUOSO.
No manipulador.
CAPAZ DE FOMENTAR NUEVOS LÍDERES
Y no sólo mantener seguidores.

Y que dentro de su actuación sea:
SINCERO.
Se requiere que el líder actúe mostrando seguridad al momento de tomar decisiones y ser siempre transparente con sus electores.
ÍNTEGRO.
Que sea consistente entre el discurso y las acciones.
COMPETENTE.
Que sea responsable y competente en el cumplimiento de metas y estrategias.
COMUNICATIVO.
Que sea capaz de saber informar los cambios y sucesos al interior de la institución, con el objeto de evitar rumores que pueden contaminar su liderazgo y los procedimientos administrativos, económicos y financieros de la entidad.
Lo que nos están ofreciendo estos personajes es simplemente un “producto electorero temporal”, es decir, sus propias personas vistas a través de ellos mismos, y con el solo objetivo de llegar al Poder Regional o municipal, para hacer los mismo que han hechos los anteriores elegidos: ¡¡¡BENEFICIARSE DE LOS RECURSOS PUBLICOS …. Y NADA MÁS!!!
Lamentablemente en Apurímac la política, todavía no es un conjunto de ideas destinadas a resolver los problemas que aquejan al conjunto de su sociedad, sino un mecanismo por el cual, todos estos granujas que caprichosamente se autocalifican “políticos” para que en estos tiempos electorales, lanzar sus candidaturas, solo por el estado de Derecho y la democracia lo permiten.
En esos dos o tres meses que dura la campaña electoral, estos bellacos, se dedican de lleno a la personalización de su individualidad y al infame interés de:
1)      Hacernos creer que saben más de lo que verdaderamente conocen;

2)      Que en sus cerebros albergan ideas políticas; y

3)      A mentirnos acerca de los círculos políticos que a nivel nacional transitan y otras tantas sandeces más que son parte de su folklórica campaña electoral.
Pero en realidad no es así, porque en esta corta contienda electoral ningún candidato ha demostrado tener interés en el debate y la discusión abierta de la problemática apurimeña, no entre ellos, sino con el electorado, y por eso no albergan un discurso esperanzador que aglutine a las masas, sino una pobre cháchara que plagada de demagogia, caricaturas y bastante vedetizada ha sido lanzado como espectáculo mediático y propaganda estridente, para el que quiera comprarlo. La moneda que persiguen es el voto de los incautos o el voto  mercenario de los golondrinos.

Lamentablemente, una vez más, en Apurímac aun no estamos votando por ideas políticas que conformen un conjunto de saberes y pensamientos ideológicos que nos permitan estudiar, entender y manejar el gobierno, la economía y la sociedad de la región y de sus municipios y que a su vez sean las bases con la que una o varias personas pueden ejercer el poder y materializar esas ideas plasmadas en proyectos o programas que nos conciernen a todos porque permiten nuestra prosperidad como sociedad  y nuestra felicidad como seres humanos.

En estas elecciones solamente tenemos opción de votar por personajes que se venden como la cocacola, el ajinomoto, una bolsa plástica, una salchipapa, etc. Puedes comprarlo o no, con eso no pierdes nada.
Pero desgraciadamente en política la cosa es bastante distinta, porque el elegido, gracias a que el voto es obligatorio nos vemos forzados a elegir a uno de estos personajes, y entonces tendremos que verlos metidos en nuestras vidas, y querámoslo o no, estás alimañas tendrán mucho que ver con el poco futuro de nuestra región y sus gentes, especialmente su niñez y juventud que lamentablemente seguirán en la desesperanza que ya dura más de una década. 
Y conforme se va desarrollando la campaña electoral, sobre todo por quienes la están haciendo, tenemos la sensación de que se nos avecina otros cuatros años perdidos y junto con ellos más de tres lustros sin que haya sucedido algo bueno en Apurímac para los apurimeños, solo estarán de plácemes las transnacionales mineras que le sacarán toda su riqueza minera,  porque una vez más tenemos que escoger entre la cocacola, el ajinomoto, una bolsa de plástico, una salchipapa, etc.
Por todo eso, cada quien, a su torpe manera y según su disponibilidad presupuestal, han diseñado y producido el grotesco “producto electorero temporal” que nos ofrecen, y que supuestamente debe satisfacer nuestras necesidades del “elector-consumidor” a través de los mecanismos y conocimientos de lo que para ellos significa el marketing político.
En algunos casos nos intentan vender un “producto electorero temporal” ya fabricado y marketeado hace muchos años, es decir, conocido, aunque casi siempre con diferente etiqueta: Luis Barra, Elías Segovia, Michael Martínez, Wilber Venegas, etc., y en otros uno nuevo: Richard Arce, Dalmiro Palomino, entre otros.
Para que por fin surja un verdadero líder de masas en Apurímac y no un oportunista  “producto electorero temporal”, primero éste debe haberse forjado al interior del crisol de nuestra sociedad:
1.      La historia milenaria de Apurímac que inventó la agricultura y ganadería andina y legó al Tahuantinsuyo su lengua el Quechua.

2.      Sus ayllus originarios convertidos primero en reducción o pueblos de indios, luego en comunidades de indígenas y ahora en comunidades campesinas.

3.      Los barrios urbano-marginales de la ciudades capitales de nuestras provincias donde tuvieron que alojarse las poblaciones rurales acosadas por la violencia político social de los años 80’.

4.      Las universidades y los centros de formación superior y técnica.

5.      Los sindicatos, los colegios profesionales.

6.      Y finalmente las propias calles de nuestras ciudades y los caminos que aun trashuman por millares nuestros hombres de campo.
Porque un líder no es un invento de uno mismo basado en la bolsa de dinero que se tiene, o la supuesta fuerza que le otorgan, los cientos de rapazuelos que rodean a estos “productos electoreros temporales” con ganas de asaltar el poder regional o local para enriquecerse descaradamente.
El líder es el que mejor interpreta las necesidades de su sociedad. Es el que siente lo que todos nosotros sentimos. Es el que cambia lo que todos nosotros sabemos, qué debe cambiar la pobreza, la extrema pobreza, la desnutrición crónica infantil, el desempleo, el alcoholismo, el analfabetismo, la falta del conocimiento de nuestra historia milenaria que nos permita visualizar nuestra identidad, la corrupción, el narcotráfico, la inmoralidad. Es el que con una propuesta arrancada de las mismas entrañas del pueblo propone a las masas los términos y el rumbo del destino que todos juntos queremos recorrer y que no es otro camino hacia la liberación de la sociedad apurimeña desde las ilusiones y las luchas de los marginados, de los desposeídos, de los excluidos, de los discriminados de esta tierra sobre la base de las rentas que nos deben dejar la explotación de nuestra riqueza mineral e hidroenergética.  ¡Ese debe ser el elegido!

No el tramposo que compra votos con dinero o aguardiente. No es el facineroso de los cientos de pintas, de los miles de volantes, de la estridente y tóxica propaganda radial y televisiva. No es el de los mítines con gente pagada, artistas caros y taxis rentados.
 
Sin que esto quiera decir, que el líder no tenga la necesidad de hacerse conocido, pero no como un producto comercial, sino como el fruto de su tiempo y de la sociedad que habita, piensa y sufre.
Un líder democrático, que sugiera, que guie, que informe, que acreciente el conocimiento, que estimule la autodirección del pueblo, que genere un clima de confianza mutua y que sea capaz de delegar responsabilidades y decisiones.
No un líder autoritario, que solo ordena y que muchas veces inspirado por un demencial narcisismo, menoscabe el deseo de una parte de la comunidad, sustituyéndolo por su propio criterio, sobre la base de críticas que no son objetivas y las más de las veces destinada al fracaso.
O, lo que es peor, un líder demagógico que aparentando ser un líder democrático, esconde uno autoritario.
Lo que él tantas veces engañado elector apurimeño anhela en estas elecciones regionales y municipales es que, siquiera por esta única vez, su voto le otorgue la satisfacción de haber elegido un autentico líder que justifique económica y socialmente la existencia del Gobierno Regional de Apurímac y de las Municipalidades Provinciales y Distritales como órganos de gobierno subnacionales.
En otras palabras, que todas las actividades de su producción material e intelectual, ingeniería y finanzas estén al servicio de los electores.
“TE HE DADO MI VOTO PARA QUE APURIMAC PROSPERE, NO PARA QUE HAGAS LO QUE TE DE LA GANA, MUCHO MENOS PARA QUE ROBES”
            Pero lejos de esto, estos “productos electoreros temporales”, se han dedicado al simple y llano mercadeo, haciendo “por angas y por mangas” todo lo posible para hacer realidad su única ambición:
“LA AMBICIÓN DE CREERSE LOS ÚNICOS QUE PUEDEN GOBERNAR APURÍMAC Y SUS  MUNICIPALIDADES”.
Y en ese afán sólo están empeñados en hacernos conocer:
1.      Por encima de todo su propio nombre y su imagen.

2.      El nombre de “su empresa” (el logo, el color, la forma, el tamaño, el empaque de su partido político o movimiento regional).

3.      La moneda con la que se comprará el producto (Marca así: X X X ).

4.      Las relaciones públicas (candidatos a consejeros y regidores -cual bellas y potonas anfitrionas- saludando y sonriendo a todo el mundo).

5.      El entrenamiento de los vendedores (repartidores de volantes, polos, llaveros, gorritas y calendarios de bolsillo, pintores pagados, periodistas bamba, locutores de Radio y de TV).

6.      La capacitación de los que harán el seguimiento del “producto electorero temporal” vendido (personeros en las mesas de sufragio).

7.      Las groseras y extravagantes exhibiciones que despliegan en los mítines de cierre de campaña.
 
Del lugar dónde se venderá el producto no tienen por qué preocuparse, porque de eso se encargará el JNE y la ONPE y se llama “Local de votación”, que hace muchos años todos conocemos, y donde acabaremos con el índice de nuestra mano derecha definitivamente manchado.
 

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